Derek Paravicini está considerado uno de
los pianistas más virtuosos del mundo. Sin embargo, a diferencia del
resto de intérpretes geniales, para él el piano es más que una virtud:
es el vehículo con el que ha logrado superar las barreras del autismo y
la ceguera para comunicarse con las personas.
"Paravicini ama a las personas, y la música es la manera de llegar a ellas", ha señalado este viernes Ockelford durante un encuentro con los medios, horas antes del concierto que ofrecerá el pianista en el Colegio de Médicos de Madrid.
Ockelford descubrió al brillante intérprete cuando este solo tenía cinco años. "Parecía que quería tocar todas las notas a la vez, daba golpes de artes marciales y usaba hasta la nariz. Nunca había conocido a nadie --y menos un niño-- con tanto entusiasmo", recuerda el profesor.
Esa energía se convirtió en un talento que comparten solo tres personas en el mundo con las mismas características --autismo y ceguera--, según indica. Para ello, el profesor de Paravicini asumió un gran reto: enseñarle sin acercarse a él, puesto que no le dejaba.
Convertir los ensayos en un juego en el que Ockelford tocaba unos segundos y el joven pianista le echaba para repetirlo a solas fue la manera de convertir un duro trabajo en una tarea asequible para el músico. "Hay un refrán inglés que dice que hacen falta 10.000 horas para hacer algo bien. Nosotros necesitamos ese tiempo y más", asegura.
CREATIVO Y EMOCIONAL
A los 10 años ya había noticias publicadas sobre él en los medios y hoy, a sus 34 años, viaja por países como Estados Unidos, Japón, Australia, Estonia o Portugal. "Estoy encantado de estar en Madrid", ha manifestado el músico.Preguntado acerca de sus primeros recuerdos en la música, Paravicini señala que no tiene recuerdos de aquella época, a lo que su profesor añade: "No puede recordar nada especial del momento en el que empezó con la música, es su lenguaje y su manera de comunicarse con la gente".
Su genialidad permite que si alguien le hace una petición, él la interprete esta noche sin problemas. "Si es sencilla, le bastará con escucharla una vez. Si es complicada, necesitará más escuchas", señala Ockelford.
El profesor del pianista matiza que su alumno "no copia", sino que introduce "su personalidad", que es precisamente "lo que le hace especial". "Hay un mito que dice que las personas con autismo no tienen capacidad para ser creativas, pero eso no es cierto. Son creativos y emocionales", insiste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario