Continuando con las técnicas a desarrollar para trabajar el contacto  ocular de los niños con TEA cabe enfatizar también estas que usamos con  nuestra pequeña:
  - Para conseguir su mirada podemos señalar con nuestro dedo índice a  nuestros ojos para indicar al niño lo que debe hacer, mirarnos, mientras  le decimos "mírame a los ojos", o simplemente, "mírame". Cuando lo hace  correctamente debemos reforzar su conducta diciéndole: "¡Qué bien me  miras!
  - También es efectivo colocarnos en frente del niño y situar nuestras  manos sobre las sienes del niño durante 2 o 3 segundos para reducir su  ángulo de visión lateral y provocar así, que sólo nos vea a nosotros que  estamos delante suyo. De esta manera redirigimos su mirada hacia  nuestra cara para que nos preste atención.
  -Otra manera de conseguir la mirada del niño es mostrarle un juguete que  llame su atención. Cuando se acerque a cogerlo lo pasamos de una mano a  otra o lo escondemos detrás de nuestra espalda, haciendo algún gesto o  ruido gracioso para atraer así, su mirada. Una vez que nos haya mirado  le damos el objeto diciéndole: "¡Qué bien me miraste!", "toma el  juguete".
  - Es fundamental llamar al niño siempre por su nombre en lugar de usar  nombres afectivos como "peque", "cariño"... De esta manera conseguiremos  que reaccione al oír su nombre, girándose para mirarnos. Podemos llamar  al niño por su nombre y si no reacciona, entonces, dirigiremos  suavemente su barbilla elevándola para que nos mire o tocaremos sus  hombros.
Si hacer una de estas dos cosas no es suficiente, justo después colocamos nuestra mano con un gusanito a la altura de sus ojos y cuando lo haya visto, lo elevamos hacia nuestros ojos. Podemos complicar la actividad si el niño no se enfada y no darle el gusanito en cuanto nos mira, sino jugar a esconderlo pasándolo de una mano a otra provocando que el niño busque en qué mano está el gusanito. Si acompañamos este ejercicio de palabras y sonidos graciosos, es casi seguro, que nuestro hijo nos mirará.
 Si hacer una de estas dos cosas no es suficiente, justo después colocamos nuestra mano con un gusanito a la altura de sus ojos y cuando lo haya visto, lo elevamos hacia nuestros ojos. Podemos complicar la actividad si el niño no se enfada y no darle el gusanito en cuanto nos mira, sino jugar a esconderlo pasándolo de una mano a otra provocando que el niño busque en qué mano está el gusanito. Si acompañamos este ejercicio de palabras y sonidos graciosos, es casi seguro, que nuestro hijo nos mirará.
 Es muy importante conocer qué tipo de juegos físicos les gusta a  vuestros hijos ya que es crucial combinar los métodos ya descritos con  juegos en los que nuestros hijos disfruten físicamente (cosquillas,  montar a caballito, jugar al cucú, al escondite, a coger...). En muchos  casos, con estos juegos conseguiremos las primeras miradas naturales de  nuestros hijos. Cada vez que el niño nos mira tenemos que proporcionarle  información relevante("corre que te cojo", "más cosquillas", "otra  pompa") con tono gracioso intentando provocar su sonrisa. Así,  comprenderá que tiene que mirarnos para que el juego continúe. De esta  manera,  estableceremos turnos de juego.
Por ejemplo, cuando el niño se divierte corriendo por la casa sólo, podemos aprovechar la oportunidad para jugar con él a "coger". Le decimos: "Luis, corre que te cojo". Si el niño echa a correr, esperamos a que establezca su turno en el juego, es decir, a que mire hacia atrás pidiéndonos que corramos detrás suyo. En ese momento, repetimos, "Luis, corre que te cojo" y echamos a correr para que el niño se ría y corra nervioso, hasta que lo cogemos diciendo: "Luis, te cogí".
Si el niño no corre por sí sólo le guiaremos físicamente mientras le decimos "Luis, corre que te cojo"(poco a poco iremos eliminando la ayuda física hasta que corra él sólo). Luego, es posible que el niño establezca un nuevo turno diciéndonos "más", o cogiéndonos de la mano y tirando, o viniendo a buscarnos o buscando nuestra mirada, riendo y echando a correr... Todas estas situaciones que podemos provocar haciendo uso de juegos físicos crean ambientes que propician la aparición de miradas muy naturales, un aprendizaje estupendo del contacto ocular.
*
 Por ejemplo, cuando el niño se divierte corriendo por la casa sólo, podemos aprovechar la oportunidad para jugar con él a "coger". Le decimos: "Luis, corre que te cojo". Si el niño echa a correr, esperamos a que establezca su turno en el juego, es decir, a que mire hacia atrás pidiéndonos que corramos detrás suyo. En ese momento, repetimos, "Luis, corre que te cojo" y echamos a correr para que el niño se ría y corra nervioso, hasta que lo cogemos diciendo: "Luis, te cogí".
Si el niño no corre por sí sólo le guiaremos físicamente mientras le decimos "Luis, corre que te cojo"(poco a poco iremos eliminando la ayuda física hasta que corra él sólo). Luego, es posible que el niño establezca un nuevo turno diciéndonos "más", o cogiéndonos de la mano y tirando, o viniendo a buscarnos o buscando nuestra mirada, riendo y echando a correr... Todas estas situaciones que podemos provocar haciendo uso de juegos físicos crean ambientes que propician la aparición de miradas muy naturales, un aprendizaje estupendo del contacto ocular.
*
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario