Las personas con autismo se están convirtiendo en mendigos de sus derechos. Porque cada día más se las condena al modelo de caridad, al modelo de beneficencia, como si nada tuviesen y nada mereciesen. Peligroso y triste panorama.
Las políticas públicas de atención a personas con
diversidad funcional (discapacidad) son muy heterogéneas en función de
cada país. Encontramos modelos desde el ningún apoyo de Honduras a la
presunta cobertura social de España, todo un tótum revolútum de visiones
y modelos. La gran mayoría poco o nada efectivas.
Obviamente España es el país con una mayor cobertura y
asistencia de los países hispanos, de manera que a modo de comparación
España sería una especie de paraíso para las personas con diversidad
funcional. Pero si comparamos a España con países como Noruega o
Dinamarca, pues España es un asco. Todo está en función del color con
que se mire. Pero compararse con otros no debe ser la máxima a seguir,
sino compararse con uno mismo y ver las diferencias entre los deseos
sociales y la realidad, de forma que podamos establecer un modelo
correcto.
Pero cuando el Comité sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad de la ONU, UNICEF o Save The Children le dan
tremendo tirón de orejas a México y España por motivos evidentes y
constatables, nadie parece rasgarse las vestiduras. Francamente, me
parece que las citadas organizaciones no parecen ser sospechosas de
nada.
En el caso de México el Comité sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad de la ONU elaboró un informe en el que se
muestra “preocupado” porque buena parte de los recursos para la
rehabilitación de las personas con discapacidad es administrada en un
ente privado como Teletón (Televisa), tal y como se hacen eco en el
digital animalpolitico.com.
Y esto es algo grave, ya que el apoyar el modelo de atención a la
diversidad en políticas caritativas es ciertamente peligroso, tal y como
ya publicamos en su día.
En el caso de España, pues ahí le andamos, hay mucha
legislación que no deja de ser papel mojado, cada vez menos recursos y
cada vez más excusas, y vemos como cada día que pasa hay más acciones
privadas que desde un espíritu solidario-caritativo intentan como pueden
dar algo de apoyo. España es un país donde las familias acaban
recogiendo tapones de plástico para poder pagar aquello que debería de
cubrir el Estado. No sé si es por un deseo sádico del Estado de rescatar
el noble oficio del trapero,
o sencillamente que las necesidades de una parte de sus ciudadanos se
la trae al fresco, o peor aun, ¡que sencillamente no se enteran!, que
francamente, no sé qué es peor.
Cuando uno descubre que a pesar del marco legal
existente, de que la cobertura completa de atención a la persona con
discapacidad está, de una forma u otra, recogida en las cartas magnas,
en las leyes, en los acuerdos internacionales, …., luego ve como en
México se recortan las partidas presupuestarias
para la atención a la diversidad, o en España la lista de desagravios
es inmensa (problemas con la ley de la dependencia, problemas con el
pago de servicios contratados por las administraciones públicas, acoso
institucional a la familias, desidia absoluta de determinadas
administraciones, incumplimiento sostenido del marco legal,….), pues
lógicamente cunde el desánimo.
Colocar a un importante porcentaje de la población en
una situación de vulnerabilidad provocada, consentida y silenciada, es
no solo sinónimo de cobardía, los es también de maldad y de carencia de
humanidad. Escudarse en aspectos económicos y estructurales para no
asumir las responsabilidades del Estado es de un sadismo atroz. Pero
además, potenciamos un modelo social tremendo, donde la persona con
diversidad funcional ha de ser vista con compasión y lástima, en vez de
como a un ciudadano más. Y ya de empleo, ni hablamos, dicen las
estadísticas que alrededor del 75% de las personas con discapacidad
intelectual no tienen empleo, y me parece que en autismo la cosa no debe
andar lejos.
Pero si te quejas, denuncias, y alzas la voz
públicamente ante situaciones injustas, entonces eres un radical, una
especie de revolucionario de tiempos pretéritos. Aunque a mi
personalmente me parece que lo radical es la condena a la desatención,
al ostracismo, a la invisibilidad, la condena a tener que ser objetos de
caridad !Eso si es radical¡, y no el hablar alto y claro.
“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo“. Eduardo Galeano
(Tomado de Autismo Diario: http://autismodiario.org/2015/02/13/tengo-autismo-y-no-quiero-ser-un-mendigo/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario