24 de octubre de 2014

España: "Los jóvenes con autismo o hiperactividad dejan de recibir ayuda al terminar el colegio"


La antropóloga Rayna Rapp (izquierda), durante el congreso. S.A.C.
Cada día, el embarazo y la infancia están más medicalizados. Pruebas para conocer el sexo y la salud del nonato o diagnosticar de autismo o transtorno de déficit de atención por hiperactividad (TDH) a niños es mucho más frecuente que hace unos años. La profesora de Antropología de la Universidad de Nueva York Rayna Rapp trató este tema en la conferencia inaugural del VIII Congreso Internacional de Adopciones AFIN, que se celebra en Zaragoza desde este jueves y hasta el sábado.

Cuando íbamos al colegio no existía la ayuda al aprendizaje, pero ahora en Estados Unidos y en Europa hay muchos niños categorizados”, ha indicado. Rapp está investigando sobre la discapacidad en Estados Unidos en estos momentos. “Hemos hablado con familias y activistas, hemos analizado imágenes de los niños con hiperactividad y problemas de aprendizaje, escáneres de su cerebro y sus conexiones cerebrales para saber por qué se comportan de esta manera”, ha explicado. Aunque no ha adelantado las conclusiones de este estudio, ha señalado la principal queja de las personas que sufren estos trastornos: "Los jóvenes con autismo o hiperactividad dejan de recibir ayuda al terminar el colegio", ha indicado.

Rapp también ha hablado de las pruebas que se realizan a las mujeres embarazadas y ha criticado su mercantilización. La antropóloga ha puesto como ejemplo Estados Unidos, donde las pruebas no invasivas durante el embarazo se publicitan para sustituir a la amniocentesis, a pesar de que no se trata de pruebas diagnósticas sino de cribado. Se trata de test sanguíneos y ecografías, que a través de un algoritmo advierten si se trata de un embarazo de riesgo. “Las autoridades sanitarias no las ofrecen, solo el mercado privado y son las mismas empresas que deciden si el algoritmo funciona las que sacan dinero".

Durante la conferencia, también ha comentado el intento de muchas empresas de secuenciar el genoma de los fetos, algo que “han intentado, pero no han conseguido todavía”. Esta técnica permitiría detectar patologías genéticas, como el autismo, que en un 15% de los casos se debe a mutaciones de genes. Sin embargo, ha advertido, estas técnicas abren un nuevo debate acerca de la cantidad de información que las madres quieren y necesitan. Rapp ha contrapuesto los valores culturales sobre el cuidado de los niños y la salud y los derechos de las personas con discapacidad, ya que, estas técnicas podrían usarse para abortar si se descubre una enfermedad, lo que pone en relieve un dilema moral.

La antropóloga también ha hablado de métodos de concepción como la congelación de óvulos y ha recordado el caso de las empresas Facebook y Apple, que pagarán esta técnica a sus trabajadoras, que produjo una polémica en EE.UU. sobre la necesidad de mejores políticas de maternidad. Además, ha subrayado que no se sabe si las mujeres que acepten conocen el desgaste físico y psicológico que produce este tratamiento ni si conocen que solo el 30% de los óvulos procedentes de esta técnica llegan a permitir un embarazo. “No es una tecnología con mucho éxito” ha asegurado.

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