Este estudio, publicado en Autism, se centró en la circunferencia de la cabeza y en el reflejo de inclinación de la cabeza como dos biomarcadores que se pueden utilizar durante sus visitas de niño sano a los proveedores de atención primaria. Ambas proyecciones fueron dadas luego de examinar a poco más de 1000 pacientes a los cuatro, seis y nueve meses de edad.
Al cabo de nueve meses, los bebés con una circunferencia de la cabeza por encima o igual al percentil 75, o los que no superaron la prueba del reflejo de inclinación de la cabeza se consideraron en riesgo de TEA o de un retraso del desarrollo del lenguaje.
De los 49 neonatos que mostraban resultados anormales, sin diagnóstico previo, 15 fueron identificados en riesgo de TEA y 34 en riesgo de retraso del desarrollo del lenguaje. De los 15 niños que fueron identificados en riesgo de TEA entre los 9 y 12 meses de edad, 14 (93%) confirmó el diagnóstico cuando se le examinó clínicamente a la edad de tres años.
Esto sugiere fuertemente que estos biomarcadores tienen mérito en la identificación de niños con riesgo de TEA en una edad temprana.
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Referencia: Identification of infants at risk for autism spectrum disorder and developmental language delay prior to 12 months. Autism, February 18, 2014, doi:10.1177/1362361314521329
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