EUROPA PRESS. 
30.11.2013
Un grupo de investigadores y profesionales de la educación, encabezado 
por el catedrático Manuel Ojea de la Universidade de Vigo, y familias de
 niños con síndrome de Asperger y autismo, entre otros trastornos, 
integran una asociación que quiere asesorar a las familias que detectan 
capacidades diferentes en sus niños, para diagnosticarlos cuanto antes y
 elaborar terapias personalizadas para obtener su máximo desarrollo.
El presidente de la asociación, Manuel Ojea, explica a Europa Press que 
en los Trastornos de la Comunicación Social o Trastornos del Espectro 
Autista (TEA) se engloban desde el síndrome de Asperger, al autismo, 
autismo atípico, trastorno desintegrativo infantil "y otros, todos ellos
 clasificados ya por la asociación americana de psiquiatría según el 
sistema DSM5, aprobado en Estados Unidos".
Ojea dirige y tutela a investigadores y estudiosos de este tipo de 
trastornos desde hace años y es autor de varios libros que versan sobre 
la teoría de la percepción y sobre la teoría de la percepción aplicada a
 la intervención educativa para alumnos con este tipo de trastornos. 
"Descubrimos que programas personalizados, adecuados a su forma de 
percibir las cosas, permiten el mejor desarrollo posible en ellos del 
aprendizaje", resalta.
Frente a las conclusiones de sus estudios, Ojea señala que esta forma de
 trabajar no suele aplicarse "y lo que se hace con niños autistas o con 
síndrome de Asperger son terapias con programas psicológicos dirigidos a
 la población normal que tiene algún déficit". "Pero, claro, así no se 
consigue ningún éxito", agrega.
"potenciar sus cualidades".
 Por su parte, la vocal de 'Trascos' Nuria Diéguez García es 
psicopedagoga, trabaja de orientadora educativa en dos colegios de la 
provincia de Ourense y lleva años aplicando la metodología estudiada y 
desarrollada por Ojea, mientras ella misma está a punto de leer su tesis
 doctoral sobre el síndrome de Asperger y aspectos organizativos y 
metodológicos en la universidad.
Para su tesis, Diéguez estudió e intervino educativamente con 32 alumnos
 universitarios que estudian filología, historia o derecho, 
principalmente, en universidades de España, Italia, México y Chile, e 
incluye el seguimiento con 82 familias.
"Al acabar mi carrera de psicopedagogía desarrollé un cuestionario 
propio que está homologado y me sirvió ahora para la tesis, y se lo pasé
 a ese grupo que tenía el apoyo de un equipo de trabajo, para saber, 
entre otras cosas, su interpretación personal de su vida universitaria",
 explica.
 Diéguez, y con ella la comunidad investigadora internacional centrada en
 los trastornos de comunicación social, descubrió que la familia para 
estos estudiantes es "fundamental y deben dedicarse al cien por cien a 
estos niños con una primera aspiración a conseguir la autonomía en su 
vida", pero según su tesis "contar con un grupo de apoyo en la 
universidad facilitó su integración social e hizo que se sintieran como 
uno más, y esto es fundamental pues su principal problema, al llegar a 
ese nivel, es precisamente el trato social pero contar con apoyo les 
aporta la seguridad que precisan para su desarrollo".
El trabajo de apoyo en la universidad para estudiantes con TEA supone 
para Nuria y para los demás integrantes del grupo, tener entrevistas 
semanales y mensuales con el estudiante y encuentros con su familia "y 
el único secreto para obtener buenos resultados es la constancia y la 
ilusión si límite, con implicación continua", agrega.
Apoyo cuanto antes
'Trascos', según Ojea, maneja datos que indican que el 1 por ciento de 
la problación padece un TEA, y la "inmensa mayoría" está sin 
diagnosticar, algo imposible de hacer con certeza antes de los 7 u 8 
años pero sí se pueden detectar algunas capacidades diferentes y 
trabajar para desarrollarlas.
Nuria Diéguez hace el seguimiento desde los 3 años de una niña autista 
que ahora tiene 8 y "aplicando los recursos adecuados a su forma de 
percibir", según dijo, sigue integrada en un aula del colegio con los 
demás niños, habla y conoce la mayoría de las letras "con el apoyo de un
 equipo formado por la dirección del centro, la cuidadora, el 
profesorado de pedagogía terapéutica y la orientadora", agregó.
"No puede haber cortapisas en estas intervenciones, y el objetivo es 
identificar los límites del alumno y desarrollar un programa 
personalizado para conseguir su mayor desarrollo posible, siempre 
integrado con los demás estudiantes y contando con apoyo, sabiendo que 
tienen, en general, gran capacidad para recordar, pues memorizan todo, 
aunque les cuesta interpretar lo que memorizan", detalla.
Con los recursos adecuados, según Diéguez, se pueden desarrollar las 
capacidades que les faltan y ayudarles a mejorar la calidad de vida.
Diéguez es autora también de artículos sobre esta forma de trabajo y el 
programa que elaboró para su trabajo educativo con la niña de 8 años fue
 premiado por la Xunta de Galicia con el galardón a la innovación 
educativa, y en esa labor continúa, ahora ampliada a través de la 
asociación.
Nuria y los que pasan por el área de psicología básica de la universidad
 de Vigo, mantienen contactos profesionales con otras universidades de 
España que también son referente en el mismo tema, como Córdoba, 
Salamanca y la Complutense de Madrid, "justo donde hay alumnos con algún
 TEA y que participan de lleno como protagonistas de los estudios", 
señala.
 Entre sus conclusiones personales y profesionales, tras años de estudio 
que seguirán adelante, Diéguez indicó que son muchos los estudiantes con
 algún TEA que se pierden por el camino porque el sistema educativo "no 
sabe aportarles los recursos que precisan y por tanto, se pierden así 
grandes capacidades" y apunta, entre los personajes reconocidos y que 
padecieron algún TEA, a Albert Einstein y el cineasta Steven Spielberg, 
ambos con síndrome de Asperger.
 
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