11 de noviembre de 2012

OPS alerta por aumento de familias que deciden no vacunar a sus hijos

Información en la web que vincula las vacunas con riesgo de autismo y opción por medicina natural explican el fenómeno.
por Cecilia Yáñez
En los 80 aparecieron los primeros grupos que llamaban a no vacunar a los hijos, por un supuesto vínculo entre vacunas y autismo, causado por el alto contenido de mercurio. En los 90, esta idea se masificó por internet. Hoy, a esos grupos se ha sumado la línea de la salud natural, que también cuestiona los planes de inoculación.

Un fenómeno que se ve cada vez más en las consultas de pediatras de varios países, que el Ministerio de Salud en Chile confirma, especialmente en las familias ABC1 y que hoy tiene preocupada a la Organización Panamericana de la Salud.

Lúcia de Oliveira, asesora regional y experta en nuevas vacunas de la OPS, dijo a La Tercera que “los grupos que son renuentes a la vacunación ponen en riesgo toda una misión de salud pública, porque cuando deciden no vacunarse, ellos no sólo arriesgan a sus familias, sino a otros niños que pueden estar también desprotegidos”.

Alejandra (26) es educadora de párvulos y junto a su pareja decidieron no vacunar a sus hijos, de dos años y de tres meses. “Nunca me han gustado los remedios, prefiero las cosas más naturales, como gotas y hierbas. Optamos por no ponérselas”, dice.

Valentina, estudiante de obstetricia, piensa igual: “Decidí no vacunar a Antonia (13 meses). Sólo tiene la vacuna que ponen al nacer. Leí que contenían restos de mercurio. Prefiero cuidarla con medicina alternativa, homotoxicología y buena alimentación”, cuenta.

Oliveira dice que en muchos casos la desinformación es la causa del fenómeno y que por eso, “todos los países de la región tienen que hacer un trabajo muy fuerte para convencer a esos papás de que vacunen a sus hijos. Es una gestión de seguridad de salud”, insiste.
Información

El pediatra, infectólogo y jefe del Vacunatorio de Clínica Alemana, Pablo Vial, dice que hoy los papás están tomando una opción frente a las vacunas. “Algunos se oponen a la medicina tradicional y tienen una posición rígida. Otros, que son más flexibles, plantean sus dudas”, dice. El tema, afirma, ha ido aumentando en la medida en que las personas tienen más acceso a internet. “Cuando a mí me toca enfrentar estas posiciones más naturales les confieso que tengo absoluta ignorancia al respecto, pero que en la literatura científica no hay evidencia clara”, respecto a que este tipo de medicina o gotas mejoren el sistema inmune, dice Vial.

Sandra Ormazábal se ha convertido en una activista anti vacunas. Dice que el mercurio de éstas enfermó a su hijo Sebastián (8). “Antes de las vacunas era sano, a los tres años ya no tenía contacto visual con los demás ni hablaba. Descubrimos que estaba intoxicado con mercurio. Muestras que enviamos a Francia lo comprobaron”, cuenta.
Hoy mantiene un blog y se apronta a relanzar su libro El silencio de mi hijo (y el daño que le causó el timerosal o mercurio.

Rosanna Lagos, infectóloga del Hospital Roberto del Río y directora del Centro de Investigación de Vacunas y Epidemiología de Enfermedades Prevenibles, dice que “felizmente, por ahora, no hay un aumento de casos de enfermedades que son controladas con el plan de inmunización, pero es cuestión de tiempo”. A su juicio, la única manera de convencer sobre la vacunación es la educación. “Algunas personas tienen diferentes imputaciones respecto de las vacunas. Algunas tienen que ver con el mercurio que se usaba hace muchos años para preservar y evitar que se contaminaran los frascos multidosis, pero ahora son todos individuales”, dice.

Vial dice que las vacunas que hoy son parte del plan de vacunación del Minsal cumplen en un 100% con los estándares de las agencias reguladoras de EE.UU. y Europa. Eso quiere decir que contienen menos de 0,01 microgramos de timerosal (mercurio), sustancia que se usaba para evitar que las vacunas en frasco multidosis se contaminen. Hoy, todas las vacunas vienen en frascos monodosis. La única vacuna que puede contener trazas de timerosal es la vacuna pentavalente, porque en alguna parte de su proceso de fabricación lo usan, pero luego lo eliminan.

 Pese a eso, la OMS es clara: su Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas (GACVS), un grupo asesor de expertos independientes, ha examinado detenidamente durante más de 10 años los datos científicos acerca del uso del Timerosal como conservante de las vacunas. Sus conclusiones señalan que no hay pruebas de que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas suponga un riesgo para la salud.

Christian Smith, pediatra y académico de la U. Andrés Bello, dice que el problema es que no todas las personas tienen filtro a la hora de interpretar la información que leen en la web. “A los papás yo siempre les aconsejo buscar información, pero preguntando si tienen dudas. Que consulten a sus médicos, para que los orienten”.
Efecto rebaño

La infectóloga del Hospital Roberto del Río afirma que decir ‘yo no vacuno a mi niño’ es también una cuestión de falta de solidaridad con los grupos que no tienen los medios para hacer frente a la enfermedad y que por lo mismo, tienen más riesgo de enfermar gravemente o morir”, insiste.

Ello, porque no vacunar a los niños expone a una población a perder “el efecto rebaño”. Esto es, a mayor cantidad de personas inmunizadas, hay menos virus circulando y por lo mismo, menos posibilidades de contagio entre la población que no está vacunada. Para que el efecto se dé, la inmunización de un país debe superar el 90%, una cifra que aún exhibe Chile, pero que podría cambiar si no se toman medidas, dicen los expertos.

Un ejemplo: según cifras del Minsal, desde 1993 que no se producía un caso de sarampión en Chile, una de las enfermedades que están dentro del plan de inmunización nacional, pero que en 2011 ya mostró una baja (ver recuadro). En 2003 reapareció un caso, en 2009 otro y el año pasado ya fueron seis. Todos fueron contraídos en el extranjero, donde no siempre la lucha contra la enfermedad está dentro del plan nacional de inmunización, como es el caso de EE.UU., Inglaterra y Canadá. Allí, el individuo sin vacunar entra en contacto con personas que sí pueden contagiarlo y presentar la enfermedad y contagiar a niños no vacunados, en los cuales el riesgo es mayor, pues la enfermedad es más grave en ellos.

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