22 de enero de 2011

Mejorar los síntomas del autismo mediante la intervención temprana

La intervención terapéutica temprana puede mejorar las habilidades sociales de los niños pequeños con síntomas del trastorno de espectro autista (TEA).

Alineación al centro
Mejorar los síntomas del autismo mediante la intervención temprana

Un estudio realizado por investigadores del Instituto Kennedy Krieger, en Baltimore, publicado en la “Revista de Psicología y Psiquiatría Infantil”, halló que la intervención terapéutica temprana puede mejorar los principales síntomas del trastorno de espectro autista (TEA) en niños pequeños.

En los casos de autismo es muy común que se recomiende a los padres esperar para ver cómo tratar al niño y según Rebecca Landa, directora del Centro para el Autismo y Desórdenes Relacionados y la ALCANCE programa de investigación en el Instituto Kennedy Krieger, esto podría significar una pérdida de tiempo y de oportunidades, ya que al actuar tempranamente, se les brinda herramientas a los niños para aumentar sus habilidades y mejorar las oportunidades sociales.

En los Estados Unidos, 1 de cada 110 niños tienen algún tipo de trastorno del espectro autista (TEA sigla con la que se denominan al grupo de trastornos del desarrollo que afectan la capacidad de comunicación y relación con los otros y que pueden ir de leves a graves).

Intervención denominada “Los Primeros Logros”

El objetivo de los investigadores fue mejorar las habilidades sociales y comunicativas de los niños con TEA, mediante un programa de intervención integral dirigido al favorecer el desarrollo social denominado “Los primeros logros”. Este programa se centró en todos los aspectos que integran el desarrollo del niño y en actividades consignadas a promover la frecuencia de la comunicación intencional de estos niños, impulsándolos a jugar con distintos objetos.

Para el estudio, se agrupó a los participantes en dos grupos de 24 niños de entre 21 y 33 meses con TEA. Estos, recibieron durante 6 meses el mismo tipo de intervención de 2 horas y media cuatro veces a la semana en un salón de clases, con la diferencia de que a uno de ellos, se le brindó mayor cantidad de oportunidades dirigidas a desarrollar comportamientos sociales, para iniciar y responder a la atención conjunta (entendida ésta como el seguimiento de la mirada con los ojos o las manos, prestando atención directa a una persona, objeto o evento) como ser la imitación.

Resultados

Los dos grupos demostraron mejoras en las habilidades cognitivas y lingüísticas, pero los de aquel que recibió la intervención dirigida hacia los comportamientos sociales, tuvo mucho mejor desarrollo en las habilidades sociales y en compartir emociones mediante el contacto visual, las expresiones faciales (sonriendo) y señalando las cosas que les interesan, mostrándolas con fines sociales). Los niños desarrollaron la también la imitación social todas estas habilidades fueron trasladadas a su vida fuera de las clases manteniéndose durante el tiempo que duró la intervención.

Otro descubrimiento revelador que los investigadores encontraron, fue que los niños de los dos grupos tuvieron mejoras en el lenguaje hablado, fundamentalmente durante el tiempo que duro la intervención.

Los investigadores son optimistas en que este tipo de intervención dirigida a mejorar las habilidades sociales pueda funcionar exitosamente también en niños más grandes.

Rebecca Landa señaló que todos estos hallazgos son sumamente importantes, ya que ofrece posibilidades de aprendizaje permanente para los niños con TEA. Ya que si estos niños están en sintonía con la gente que los rodea, ésta siente más motivación para interactuar con ellos. Los niños aprenden a través de la imitación de los otros y ésta interacción puede favorecer a que sean aceptados e incorporados en las mismas actividades junto con sus compañeros de escuela.




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