25 de abril de 2009

PARA EVITAR EL RECHAZO Y EL AISLAMIENTO

Clases para que los adolescentes autistas aprendan a hacer amigos


Un nuevo modelo pedagógico estadounidense mejora sus habilidades sociales
Aprenden a diferenciar los comportamientos reprochables
Los niños autistas requieren más instrucciones para hacer amigos.

por PATRICIA MATEY

Durante la primera semana de clase los alumnos mantienen los ojos mirando hacia el suelo; cuando hablan lo hacen 'entre dientes' y el contacto visual con su interlocutor es casi inexistente. Pero cuando han pasado tres meses acudiendo al aula, estos mismos niños son 'charlatanes', receptivos y sensibles. Listos para hacer amigos.

El mérito de este cambio lo tiene un modelo educativo diseñado y probado por científicos de la Universidad de California, en Los Ángeles, EEUU (UCLA) que ayuda los adolescentes con Trastornos del Espectro Autista a aprender a interactuar con otros menores de su edad.

"La carencia de habilidades sociales se traduce en rechazo, aislamiento e, incluso, acoso escolar y la tristeza de la soledad puede acarrearse hasta la edad adulta", manifiesta Elizabeth Laugeson, instructora y psicóloga clínica en la UCLA, además de directora del ensayo que ha constatado la eficacia del nuevo método pedagógico.

Publicado en el último 'Journal of Autism and Developmental Disorders', ha contado con la participación de 33 menores de 13 a 17 años que fueron divididos en dos grupos. Mientras que uno de ellos asistió durante 12 semanas a las clases bautizadas como Programa de educación para el enriquecimiento de las habilidades para relacionarse (PEERS, sus siglas en inglés) el otro hizo de grupo control. Los grupos eran de siete a diez alumnos como máximo.

La doctora Laugeson ha reconocido a elmundo.es que "el trabajo con el nuevo método se inició en septiembre de 2009. En estos momentos hemos terminado la segunda fase del segundo ensayo y los resultados confirman los obtenidos en el primero".

Es típico que todos los adolescentes "aprendan reglas sociales básicas a través de la observación del comportamiento de sus iguales y de las instrucciones dadas por sus padres. Los niños autistas requieren más instrucciones", destaca la investigadora.

Por este motivo, los padres de los participantes también asistieron a sesiones para aprender las normas que deben dar a sus hijos y como refuerzo de lo aprendido en clase.
Aprendiendo las reglas

El método, que se imparte en sesiones de 90 minutos, tiene como fin enseñar las 'reglas sociales' de la adolescencia a través de instrucciones didácticas, juegos y clases de interpretación en las que se educa en cómo acercarse al compañero y estar cómodo a su lado; a tener una buena deportividad y a ser anfitriones de los amigos. También se les instruye en que los chicos que se burlan de otros, acosan o se meten en peleas tienen mala reputación. Los padres tienen que proporcionarles información y supervisar la implantación de las nuevas habilidades adquiridas.

"Las clases están muy estructuradas y las habilidades se enseñan muy poco a poco", comentan los investigadores. Destacan, además, en sus conclusiones que los padres de los adolescentes autistas que recibieron el PEERS alegan que sus hijos han mejorado sus habilidades sociales, hacen amigos, los invitan con frecuencia a casa y se relacionan más a la salida del colegio en comparación con los niños que no han dado las clases.

El mayor "logro de esta investigación es su impacto en la calidad de vida de los autistas. Ayudarles a desarrollar relaciones positivas y a sentirse más cómodos con ellas, que son ingredientes sociales para ser felices. ¿Qué hay más importante que eso?", insiste la investigadora estadounidense. Las clases PEERS continúan y se están reclutando nuevos niños para seguir valorando la eficacia del método.
No sólo, según la investigadora, "a los tres meses de terminar las clases, los buenos resultados obtenidos permanecían, en parte gracias a la participación familiar".

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